martes, 26 de octubre de 2010

Román

Desde que saliste de la guardia del Señor Enrique Sáez de Valdecarrillo, dueño de las tierras de Villaluenga de la Sagra, tu vida se volvió algo más taciturna y oscura. Mantuviste las apariencias para poder recibir entrenamiento militar, cosa que de otra manera estaba totalmente fuera de tu alcance y aguantaste el tiempo suficiente como para aprender a leer y escribir y poder hacer un plano detallado del castillo, que esperas te de la clave fundamental para la venganza.

Desde que tu hermano Federico “se perdió” no piensas en otra cosa. Bueno sí, al principio pensabas en recuperarlo, con el tiempo se te hizo obvio que el Señor Saez de Valdecarrillo lo había asesinado y que la pava de su hija debió ser cómplice, desde entonces, sólo piensas en cómo se las harás pagar.

No tienes por tanto muchos entretenimientos ni muchos amigos, tu perro Bronco una bestia enorme negra y peluda te sigue a todos lados, hace un par de años lo encontraste medio devorado por los lobos, y tras cuidarlo y alimentarlo se ha puesto en más del doble de su tamaño. Sabes que asusta a la gente, pero eso te hace estar aún más orgulloso. Le pusiste el nombre por su ladrido, esos malditos lobos casi le arrancan la garganta, y aunque conseguiste que la herida sanara, le han quedado un ladrido ronco, como una tos grave y una gran cicatriz de recuerdo.



Tus tíos Gerardo y Clara viven también en el bosque, aunque en una zona más cercana a la aldea que tú. Tienen una edad muy avanzada y están muy preocupados por tu falta de interés en las chicas. No es falta de interés, es que en cada risa, en cada expresión alegre, tu recuerdas a Federico, cuando unos ojos brillan de emoción, cuando alguien corre o canta, tu ves a tu hermano pequeño, con aquellos ocho revolucionadores años y no puedes más que odiar. Es cierto que hay muchachas hermosas, pero cuando se rien, tu piensas en venganza, la ira sube a tu rostro, y si aún no te habías marchado, ellas se asustan y se van. Aún así, intentas no asustar a tus tíos, cuando vas a su casa, que es todos los días, te comportas, y sonríes, de una manera extraña, cuando tu tía te revuelve el pelo, te remienda una camisa, o te ofrece un trozo de bizcocho, como si tuvieras aún catorce años.

Hace unos meses llegó un personaje curioso al pueblo. Fué tu tía Clara la primera en hablarte de él, porque hace mucho tiempo que tú tampoco vas a misa. Ella te habló del Padre Enrique Gutierrez, te dijo que él podría hacer que volvieras a ver a Dios. Le soltaste algo hiriente, como que preferías ver a Dios en el asado, y tu tía te devolvió una pequeña cruz dorada. Nunca habíais tenido algo así. Te dijo que el Padre Enrique, había mandado fundir una de las cruces de la iglesia y hacer con ella un millar de pequeñas cruces que repartió entre los miembros de la iglesia de clase más baja. Dijo que Dios nos protegía de los males del alma, y que los hombres de Dios debían protejernos de los males de los hombres, en nombre de Dios.
Te planteaste la posibilidad de ir a la iglesia a conocer a ese Padre, que tan pronto se había ganado al pueblo llano, como se había puesto en contra a toda la nobleza del lugar. Quizás tuviera alguna deuda que saldar con uno de esos petimetres y pudiera ser tu aliado en la venganza. Y bueno, si no era así pero te daba una cruz de oro, pues mira tu.

Resultó que el Padre Enrique Gutierrez, era perfectamente consciente de la poca popularidad de su propuesta entre los nobles. Sin embargo, parecía no temer a las consecuencias, y era un hombre resuelto y educado, que pasaba la mayor parte de su tiempo ayudando a los campesinos, enseñando a leer y escribir y quejándose de su falta de voluntad y resolución a la hora de promover una revuelta contra el orden establecido. Te calló bien, intentó que conocieras algunas muchachas que le favorecían, pero declinaste la oferta. Pero sí pasabais mucho tiempo juntos, él te dejaba libros para que mejorases tu nivel de lectura y te preguntaba por cómo está organizado el pueblo llano, quienes saben que tipo de cosas, a qué se dedica cada uno...

Una noche dando un paseo, te sentiste lo suficientemente cómodo como para contarle tu historia.

Sobre los post del blog

Esto que estoy colgando de primeras son las cartas que tuvisteis para comenzar. La mayoría de ellas están compuestas de material MUY PRIVADO, parte del cual conocéis por la política que tuvimos la primera partida de no levantarnos de la mesa para conspirar, otra parte es super secreta y no sabéis de ella nada.

Dentro del mundo del rol se llama "metajuego" al hecho de utilizar información en partida que tu personaje no sabe. Por ejemplo información de la que tu te has enterado como jugador, hablando con tu amigo que te lo cuenta porque lo necesita, pero su personaje jamás se lo diría al tuyo porque ni se conocen.

Pues eso, que aquí estoy poniendo mogollón de información que vuestros personajes no saben, para que vayáis ambientandoos y para lucir vuestros personajes en común. Pero no me hagáis metajuego que está mu feo.

Padre Enrique Gutierrez

Has andado mucho por el mundo, y aunque tu maestro (E. Giancarlo Caride), que fue Prior del monasterio de Benedictinos de Nurcia (Con el renombre Cristiano que eso reporta), y lo que has vivido han intentado suavizar tus maneras la llama de la insurrección crece en tí. Y es que no tienes más que estudiar la vida de Jesús para entender que hay cosas que se están haciendo mal en el mundo y que la iglesia está contribuyendo a ese desastre. Por eso planeas dar un buen golpe, un golpe que muela los cimientos de la explotación y que nivele las riquezas.
Tras muchas vueltas has llegado a Villaluenga de Sagra, no ansías dejar España, pues es tu país natal y donde las muchachas son más bellas y allí, que la Iglesia tiene poco poder aún, pues todavía convive con muchos infieles, piensas que será más fácil construir una tierra justa. En este pequeño condado del reino de Castilla que Alfonso VI acaba de arrebatar a los infieles diriges una pequeña comunidad Benedictina de cuatro monjes. Ellos no lo saben, pero tu maestro te mandó allí hace dos años a investigar la desaparición de un erudito Alquimista que tenía en su poder unos pergaminos con Santas Escrituras.
Por lo que has podido averiguar, estos pergaminos, contendrían interpretaciones de la vida de Jesús que no toda la iglesia estaría dispuesta a aceptar. Eso contando con que no fueran falsos, que cualquiera sabe. Por otra parte te intriga bastante, cómo llegaron esos pergaminos a la mano del alquimista. Estaría bien recordar su nombre, aunque sea impronunciable.

El caso es que ahí estás, cada cierto tiempo recibes una carta de tu maestro con pistas instrucciones y requerimientos que contestas lo mejor que puedes. Este juego te gusta, mantiene activa tu cabeza y te permite hacer contactos para tu revolución. Por ahora te estás ganando al pueblo, hay un campesino, Román con el que mantienes conversaciones bastante frecuentemente y crees que está más que dispuesto a sublevarse contra su señor. En cualquier caso una insurrección puntual no es más que una locura, hay que tener a todos los nobles en jaque para poder llegar a algo, porque sino los demás se unirán para aplastar a estos campesinos y reclamarán para sí el trono del señor caido. Eso pasa siempre.
Pero estás consiguiendo apoyos en el pueblo, y dentro de unos meses se ha anunciado una cacería que traerá a estas tierras a los nobles de la zona. Quizás sea una señal del cielo.

Quizás sea otra señal la carta que recibiste de tu maestro hace unos días, una carta que decía que es posible que el alquimista que tanto llevas buscando esté dentro del séquito de uno de los nobles que va a la celebración y que debes ponerte en contacto con un grupo de personas para organizar el rescate y conseguir los pergaminos.
¿Dos pájaros de un tiro?
Llevas noches sin dormir...

Al Kabbar




Alkkabar jugueteaba con el anillo que heredó de su padre con el codo apoyado en el alfeizar de la ventana. La calle estaba en plena esfervescencia y su mente se encontraba relajada y en paz. Su vida había cambiado mucho desde que conoció a los hijos de Haquim. Bashar Ibn Haquim había reconocido en él a una antigua rama de su familia y le había ayudado mucho a la muerte de sus padres. Una vez que le consiguió a Alkkabar una posición cómoda como artista y artesano entre los nobles, estuvo dispuesto a contarle en parte, de dónde venía su fortuna.

La única fuente de vida y fortuna es Alá. Es sirviéndole cómo me siento vivo y afortunado.

Esa fué la conversación que lo cambió todo, Bashar, no sólo te dió el respaldo que te faltaba para ganarte la vida. Sino que te introdujo de lleno en una red de hermanos, que apoyan los puntos en los que se lucha por mantener el que ha sido un hogar puro durante siglos, y que mantienen con firmeza los fueros que acaban de promulgarse en Toledo y afianzan posiciones preparándose para una guerra interna.
Alkkabar se siente un luchador de Alá, un guerrero mítico que vela por el cuidado de lo que es sagrado y bueno para el ser humano y el orden del mundo.

Cuando un niño entra en la tienda con un cofrecito entre las manos, Alkkabar tiene una sonrisa inmensa en la cara y está ajustándose de nuevo el anillo. Después de un Salam, murmura Haquim, deja la cajita en la mesa y se va rápidamente. Alkkabar no acierta a verlo desde la ventana.

La cajita está hecha de taracea y forma una estrella de ocho puntas. Cada punta puede separarse por un mecanismo que te lleva horas descubrir. Una vez separadas las puntas te das cuenta algo frustrado de que por separado no pueden abrirse. Las tocas con los ojos cerrados, las hueles, piensas en qué puede significar la estrella y en qué contendrá la caja. Te levantas para cerrar las ventanas y la puerta. Enciendes una lamparilla de aceite, preparas un té y una pipa de agua. Es posible que este bello rompezabezas te lleve toda la noche.

Ya es de día y has montado y desmontado la estrella como ochenta veces cuando suena un ligero click y las puntas se abren hacia arriba, en el momento en que distraíadamente te rascabas la barba con una de las puntas de la estrella pensando en la solución.
La madera está forrada de terciopelo dorado en el interior de la caja, y tiene un rollito de papel lacrado con el sello de Bashar Ibn Haquim. Esto es lo que lees:

El día sexto de la tercera luna cuando como Ibtisam se muestra un poco, recibirás la visita de unos hermanos a los que acogerás y ayudarás en una misión importante.
Se prudente, no hables de Haquim con nadie.
Que Alá te proteja.

domingo, 17 de octubre de 2010

El Clan de Kiara

Aunque la vida del campamento es más bien nocturna los viajes siempre se emprenden de día, todos sabéis de los peligros de los caminos, pero tras meses de marcha con escasos descansos el aburrimiento empieza a hacer mella en ti y hace días que no consigues una fantasía nueva que escribir en el diario.
En Castilla el camino es polvoriento y el sol cae como un caldero que se derrama, con este clima se entiende que Jícara tenga su carro tan bien cerrado como un sobre con lacre, observas, aunque la verdadera razón es para protegeros de las cosas que puede guardar ahí.
Las mujeres del Clan, con Jícara a la izquierda y Kiara al fondo.

Durante el viaje el grupo de Pietros no ha reparado casi en ti, aún mejor, estabas empezando a hartarte de sus miradas esquivas y su cara recia. Pietros un hombre moreno y velludo de edad indefinida fue el primero de ellos que te vio, paralizada en un sendero a las afueras de un pueblo italiano cuyo nombre no recuerdas, él te llevó hasta Jícara, y él cuidó de ti con ella, fue el primer nombre del campamento que aprendiste y no aciertas a comprender que le está pasando este último tiempo, que ya no comparte contigo sus historias de brujas, que pone una mueca cada vez que sales al escenario... Quizás debieras hablar con él, quizás sólo esté celoso porque ahora eres tú mejor. Según cuentan él fue el protegido de Jícara un tiempo, todos creían que sería el líder, y sin embargo parece que Jícara está dispuesta a saltarse una generación y pasarte a ti el relevo.

Pasando por Brihuega a unas 4 jornadas de viaje hasta Villaluenga de la Sagra, que sería nuestro destino, nos detuvimos varios días a reposar los caballos...

Mario y el mocoso.
Estaba anocheciendo, era el primer día junto a un arroyo desde no recordaba cuanto y Rosmarie, Lazlo, Mario y yo habíamos pasado el día bañándonos allí. Llevamos peces al campamento y ni comimos de la alegría de poder mover las piernas en algo fresquito. Volvíamos cansados y felices y los chicos decidieron dar una vuelta por el pueblo mientras yo me hacía la rezagada para escribir una buena historia en mi cuaderno. Busqué un escondite debajo de un carro y...

Jícara hablaba con Pietros desde su carromato ¿No podías esperar chiquillo?, Perdona señora la carta era urgente me la trajo un criado de Domenico, Pasa, pasa entonces que la lea...

Pietros
¿Cartas urgentes? Podía sentir la emoción corriendo por la punta de mis manos, haciendo un esfuerzo enorme por seguir escuchando, guardé mi cuaderno y repté hasta debajo de su carro­mato. Maldita protección... la parte de abajo también estaba forrada y el sonido salía leve y amortiguado

Villaluenga de la Sagra dice aquí... bueno, esto es todo lo que tienes que saber Pietros todavía no hemos llegado al final del viaje, Pero señora los niños están cansados, Allí descansarán además dice Domenico que para cuando lleguemos empezará una cacería nos vendrá bien para recuperar dinero, ha sido un viaje caro, ¿Algo más señora?, ¿Has comido Pietros, estás sano?, Oh... sí señora, por supuesto, Bien...
Durante unos momentos no oíste nada más, luego la voz de Pietros algo más débil preguntó ¿Señora...? Los niños... la mayoría de ellos ya tiene edad para saberlo, y no se ha iniciado a ninguno, ¡Pietros! Yo decido cuando deben enterarse recuerdalo, Pe... pero no pueden ser de la familia así..., Son mí familia y no tengo porqué decirte más, reposa esta noche. Mañana tendrás un mensaje para Domenico en persona.


El padre y el hermano de Lazlo con el carro de fondo.

Kiara y Rosaline hace años.

Sofía Sáez de Valdecarrillo Ponce de León

Sofía Sáez de Valdecarrillo Ponce de León

Otro día se levanta, y en el castillo hay mucho más movimiento que de costumbre. El sol está justo en el borde del mundo y ya parten a caballo mensajeros, salen los mozos con las lonas y piquetas, y entran varias muchachas contoneándose con cántaros llenos de leche.
Dudas un momento entre dejarte el camisón debajo de la saya de montar parduzca que dejaste ayer sobre la silla, o buscar en el arcón una combinación nueva.

No recuerdas cómo al momento estás deshaciendote la trenza en el espejo perfectamente vestida.

El sol está ya unos cuantos palmos sobre el horizonte y el ruido del castillo, ya insoportable, te saca de la ensoñación. Te sientes un poco turbada, por un espacio de tiempo algo indefinido (aunque mirando el sol debió ser bastante) te sentiste transportada a otra época. Federico el chico que se perdió bailaba contigo una pavana, aunque los pasos eran más de la danza de la muerte. Lo corregías con mimo y en pocos momentos se hacía de noche. El sol de la avanzada mañana contrasta con la oscuridad que estabas sintiendo. Haces un gesto frente al espejo y te propones no encontrarte con nadie de camino a los establos.

Audaz te espera brillante y ensillado, sonríes al pensar que Pedro debió verte salir y preparó el caballo mientras llegabas. No hablas nunca con él, pero ama a los animales, y sabes que trata a Audaz mejor que nadie, de modo que podría decirse que es el único habitante del castillo, que te satisface.
Montas rápidamente y sales por el portón de servicio. El galope cortado de Audaz te aleja de nuevo del bullicio de al rededor, y ritmo contra la silla no deja que tu mente se vaya demasiado lejos...

No sé que haría sin este caballo.

Partida Uno. Hermanos de Sangre

Toledo, 1085.
Un grupo de dos mercaderes y un extraño encapuchado tienen una misión. Rescatar al "Abul el Alquimista" del que sólo saben que es un eminente sabio que conoce grandes secretos, y ha sido secuestrado por los infieles.
Por otra parte no muy lejos de allí, una joven noble (Sofía Saéz de Valdecarrillo...) es atacada por unos lobos salvajes mientras deambulaba sola de noche en el bosque. Un campesino (Román el basto) y cura (El Padre Enrique Gutierrez) al oir los gritos corren en su ayuda, acabando muy mal heridos y teniendo que ser salvados por la doncella.
Finalmente un grupo de gitanos que acampaba cerca de la zona aparece para salvarles la vida y les permite alojarse en su campamento esa noche.

Allí se encuentran al grupo de tres conspiradores árabes, que no sabemos muy bien cómo, tenían contacto con la matriarca de los gitanos.

La desconfianza está en el aire, tanto en un bando como en otro, e incluso dentro de cada uno, y no resulta ser una noche fácil. Se pasa la noche con licores y con planes, y finalmente amanece que no es poco.

La noble, ofendida no sin razón, marcha sola hacia su castillo, seguida por el cura y el campesino, que ven escapar con ella la mayoría de sus planes. El resto del grupo formado por los tres musulmanes y una gitana conspiran un poco más hasta que deciden encaminarse al castillo. Allí tendrá lugar una actuación del grupo de zíngaros, que contará con el número especial de Kiara.


Castillo de Villaluenga de la Sagra